Nuestra libertad va inseparablemente unida a nuestra responsabilidad. Somos libres de verdad si somos responsables, haciendo lo que Dios pide y espera de nosotros.
No es fácil ser libre en un mundo masificado como el nuestro, pero nos hemos de empeñar en conquistar día a día, nuestra libertad, renovando nuestra decisión de vivir unidos a Jesús, dejándonos guiar por el Espíritu Santo.
Dios quiere que seamos vivientes, personas libres, protagonistas, constructores de un mundo más humano, justo y solidario. El programa de Dios es ayudarnos, acogernos, asemejándonos a él.
Si fallamos, si nos apartamos de Dios, si somos injustos, él nos pide que nos arrepintamos, que dejemos nuestra mala vida,porque nos asegura su misericordia y perdón.
OREMOS CON LA IGLESIA - MARZO 2012, Pg.33
PUBLICACIONES SAN ABLO - VENEZUELA